I
gual que el sol, que nunca se apaga aunque se esconda, y nunca mejor puesta la metáfora ahora que Lorenzo pega de lo lindo, quiero regresar a mis costumbres diarias y volver a plasmar en un puñado de líneas las poco interesantes vivencias que me van ocurriendo.
Si dejé esto por un tiempo fue por una mezcla de hastío, falta de tiempo y querer aprovechar a tope las vacaciones de Sagrario. Ahora que, con el calor, regresan las ganas de refrescar la memoria, que el trabajo me va dejando pequeños momentos de libertad y que las vacaciones de mi niña, por desgracia, han tocado a su fin, toca seguir rellenando los renglones de mi vida.
No puedo contar mucho porque tampoco me ha pasado mucho. Entre todo, no puedo despedir este regreso sin felicitar a mis cuñados por su reciente enlace matrimonial. Fue una boda de tres días, como manda la tradición del pueblo, con víspera, bodorrio y reboda, esta más íntima pero no por ello menos interesante.
Quede esta foto de los novios colmados de confeti como muestra de mi recuerdo hacia ellos.
¡Enhorabuena chicos!...
... y ahora, a planchar :P